Aprender a elegir y asumir la responsabilidad de hacerlo

“El Jardín de Las Delicias” (Hieronymus Bosch, c. 1490-1510)

Introducción

La exploración vocacional es un proceso destinado a que las personas descubran SU camino (académico, laboral o profesional), basándose en un profundo conocimiento de sí mismas y de las opciones disponibles.

En un mundo en constante cambio y movimiento, encontrar una vocación que nos apasione y nos satisfaga es crucial para nuestro bienestar y realización personal. La exploración vocacional no sólo nos ayuda a tomar decisiones más informadas, sino que también nos proporciona una mayor solidez y convencimiento en el camino que elijamos transitar.

En este artículo ilustraremos, a trazo grueso, la experiencia de la exploración. Esquemáticamente, el proceso navega a través de tres fases: Autoconocimiento, Información y Decisiones. A lo largo de estas, utilizaremos una llave maestra: la PREGUNTA. Esta misma nos permitirá abrir diferentes puertas sobre el propio saber de una o más inquietudes, vocaciones que sean capaces de conmover y trascender al explorador/a.

La Aventura del Autoconocimiento

Conocerse a uno/a mismo/a es el primer paso para tomar decisiones informadas y coherentes con nuestros profundos deseos y motivaciones. Esto nos permite recuperar nuestra historia, nuestras fortalezas y debilidades, así como nuestros intereses y valores, lo que resulta crucial para ser capaces de elegir nuestro itinerario a sabiendas de las vicisitudes posibles.

Es importante analizar cómo las personas de referencia en nuestra vida (familiares, amigos, pareja, etc.) han influido en nuestras decisiones. A menudo, nuestras elecciones están moldeadas por las expectativas y opiniones de los demás, y reconocer estas influencias nos ayuda a diferenciar entre lo que realmente queremos y lo que creemos que deberíamos querer.

“somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros” (Jean-Paul Sartre)

Cuando nos disponemos a bucear en nuestras propias profundidades nos pueden guiar preguntas como: ¿qué me gusta hacer? ¿qué no? ¿por qué? ¿qué actividades me hacen sentir realizado? ¿qué decisiones he tomado en el pasado y para qué? ¿para quién? Estas preguntas nos ayudan a reflexionar sobre nuestras experiencias y a separar la paja del trigo.

Detenernos en el previously on… de nuestra propia historia y nuestras elecciones nos ayuda a identificar nuestra propia trama, nuestra propia narrativa, y a descifrar nuestras motivaciones. Estaremos redescubriendo los cimientos que necesitaremos emplear para tomar decisiones más sólidas sobre nuestro futuro.

Periplo de Caminos

Una vez que nos conocemos mejor, es hora de identificar las opciones que elegimos para nuestro futuro. Esto implica profundizar sobre cada sendero que se nos ocurra que podamos andar: diferentes campos de estudio, carreras, trabajos, actividades, pasatiempos, etc. ¡Este no es momento de descartar! ¡Este es el momento de explorar todas las posibilidades sin prejuicios!

Dotaremos del mayor contexto posible a las opciones que resuenen en nosotros. Investigaremos las ofertas educativas, laborales, los requisitos, los costos y las posibles instituciones de formación o inserción.

En esta etapa nos detendremos el tiempo que sea necesario para bucear profundo en internet, testimonios audiovisuales, personarse en los sitios en los que podamos formarnos, entrevistar personalmente a distintos exponentes que se desenvuelvan en los oficios que nos interesen procurando evacuar todas las dudas: ¿cómo es un día en su trabajo? ¿cuáles son sus funciones? ¿qué es lo más satisfactorio y qué lo menos? Intentaremos ponernos en situación, sentirnos allí.

Practicaremos el arte de la puntería. Revisaremos cómo nuestras habilidades e intereses pueden apuntarle a las opciones que queremos. Este entrenamiento es fundamental para una decisión lo más certera posible.

Toma de Decisiones

¡Este tampoco es momento para descartar! pero sí de empezar a soltar…

Tomar una decisión, cualquiera sea, implica aceptar que una elección conlleva una pérdida, ya que no podemos seguir todos los caminos a la vez. Es fundamental ser conscientes de ello y estar preparados para hacer sacrificios en el camino que vayamos a elegir. Aceptarlo nos permite avanzar con mayor claridad y determinación.

Aceptar que elegir un camino significa renunciar a otros (que también son cautivantes) es un paso crucial. Este proceso puede ser emocionalmente desafiante, pero es necesario para avanzar. Reconocer y elaborar las emociones asociadas con estas pérdidas nos ayuda a consolidar una decisión más equilibrada y consciente.

Recapitular toda la información recopilada, considerar el tiempo y el esfuerzo necesarios, y evaluar cómo cada opción se alinea con nosotros mismos son los ítems de nuestra check-list que necesitamos repasar antes de zarpar.

Contar con el apoyo de un profesional puede ser crucial para acompañar este proceso de toma de decisiones y la contención de las emociones asociadas. Un profesional que se dedique a acompañar esta clase de procesos proporciona una perspectiva respetuosa y sensible a la vez que dota de herramientas prácticas para navegar este proceso con confianza.

Para ilustrar la importancia de la ayuda profesional compartiré un caso que he titulado:

El Cubo de las Preguntas

Un joven estudiante de una carrera de ingeniería me consulta por su propia iniciativa exponiendo que no se estaba encontrando satisfecho con el proceso académico. Le dije que le escuchaba y me relata su aventura: Había tenido un proceso dificultoso para poder ser aceptado en la carrera y se había encontrado con un primer año de carrera plagado de cosas nuevas, si, pero también de temarios que no le estaban resultando estimulantes. Intentó durante todo el curso hacer trabajos, ir a clases, aprobar los exámenes hasta que se encontró con que había suspendido todas las asignaturas. En el receso de verano casi ni se lo pensó, se matricularía por segunda vez a todas las asignaturas en el primer cuatrimestre.

Comenzado el nuevo curso, volviendo a transitar por las mismas instalaciones de la universidad, la sensación en la piel le resultaba rara, empezó a sentir que no le gustaba el olor de las aulas y de los pasillos, le caía mal la gente de su clase, así como la gente que circulaba por el resto de la universidad a la cual describía como con aspecto lúgubre.

Volvió a ir a las clases y el desempeño no fue tan distinto al del curso pasado. Apenas había aprobado un examen hasta que, antes de llegar a la mitad del cuatrimestre, se le cruzó por su mente la pregunta -¿por qué estoy fallando tanto?-. Esta incógnita abrió la caja de las preguntas. Desde ese momento empezó a cuestionarse si realmente le gustaba lo que había elegido para estudiar (al fin y al cabo, en palabras suyas “me gustaban las matemáticas y los ordenadores”), qué pasaría si su familia se daba cuenta que no le gustaba, que había tenido que invertir un gran esfuerzo para que lo acepten en la universidad, y muchas otras que voy a dejar que se las imaginen las personas que alguna vez han dudado de lo que eligen.

Fueron dos semanas de angustia ininterrumpida. La incertidumbre lo carcomía y la duda le obstaculizaba los movimientos. Sólo tuvo que volver a su pregunta inicial y es así como con su inquietud se movilizó a buscar ayuda y dar conmigo.

Me acuerdo y aun me conmueve la angustia que estaba atravesando, pero también me conmueve la consistencia de su pedido de ayuda (no hay que olvidar que se trata de un joven de 19 años atormentado por la presión de dudar sobre lo que hacer con su futuro). Le propongo que tengamos una serie de encuentros en los que le ayudaría a que afine su escucha sobre lo que estaba sintiendo y pudiera descifrar qué quería hacer. Aceptó y sobre el final de nuestro encuentro primero ya se notaba una distensión.

Soñé que Volaba

Para nuestro segundo encuentro se le apreciaba un mejor semblante (ya que había podido poner en palabra aquello que lo venía perturbando en soledad) y me planteó que había estado pensando mucho en lo que habíamos conversado y que había llegado a una conclusión inconfundible. Cito: “dormí tan bien esa noche, que tuve varios sueños que no recuerdo del todo bien, pero en uno de ellos volaba. La gravedad se sentía diferente. Me sentía liviano. Al despertar lo tuve claro: no me gustaba lo que estaba estudiando». (interpretación de los sueños es un elefante en la habitación que por hoy vamos a seguir simplemente mencionando, y profundizaré más adelante, largo y tendido).

Por supuesto que aproveché la oportunidad de tirar del hilito, y así fue consolidando su decisión de cambiar de rumbo. El resto de sesiones se dirigieron, justamente a acompañarlo a recapitular aspectos históricos, internos, externos, redescubrirse y decidir hacia donde quería ir.

No contaré el resto de la historia porque me parece lo suficientemente potente recalcar que a este joven se le abrió un mundo de nuevas posibilidades que podía elegir con, nada más y nada menos, que escuchar su propia pregunta, hacer con ella un pedido de ayuda y encontrarse con alguien con ganas de escucharle y acompañarle en su transformación.

Conclusión: Momento de Decidir

La exploración vocacional es un proceso valioso que nos ayuda a tomar decisiones informadas y coherentes con nuestros verdaderos deseos y motivaciones. A través de este proceso, podemos esclarecer nuestras pasiones y habilidades, y cómo estas se pueden alinear con las oportunidades disponibles, lo que nos permite construir un itinerario significativo.

Como se puede comprobar en el caso del joven, los puntos clave del proceso de exploración vocacional se ilustran perfectamente: una persona que se pregunta por su proyecto de vida que, a través del autoconocimiento desplegado en las sesiones, ha sido capaz de identificar que algo no encajaba con sus intereses o que entra en conflicto con sus prioridades, lo que preparó el terreno para tomar la decisión de cambiar de rumbo.

Si te encuentras en la encrucijada profesional o académica de resolver qué hacer con tu vida siendo:

considera iniciar un proceso de exploración vocacional. Este camino te proporcionará el espacio propicio, las herramientas y la claridad necesarias para tomar decisiones que te acerquen a una decisión trascendental.

Estoy aquí para ayudarte en ese camino. No sólo por tener la experiencia de muchos procesos de exploración vocacional, sino las ganas de escuchar y de acompañar a las personas a ser más conscientes de sus propias decisiones.

Contáctame hoy mismo para una entrevista inicial por cualquiera de los medios que dejo aquí abajo y que preparemos cuanto antes el viaje. Juntos… podemos explorar.